El vestido de carne de una chica muy lista

Lady Gaga en carnes. © 2010, Steve Granitz/Wireimage.com

De revuelo en revuelo. Ahora le toca el turno a Lady Gaga con el vestido de carne de vaca que lució en los premios MTV el fin de semana pasado. Que si es un atentado a la defensa de los animales, a los vegetarianos, a la hipertensión o al mal gusto. Ella se limitaba a sonreír, sabiéndose como siempre el centro de todas las miradas, y confesar a Ellen DeGeneres que «si no luchamos por lo que creemos, si no luchamos por nuestros derechos, muy pronto vamos a tener como único derecho la carne que rodea nuestros huesos». Así que todo era en realidad una manifestación por los derechos humanos. La ovación no se hizo esperar, casi lo mismo que el rostro entre pasmado y complaciente de DeGeneres. Pero a mí me recordó malévolamente a cualquier contestación poco agraciada de las candidatas con una maestría en Fashion and International Relations (sic) durante el sangrante concurso de Miss Universe. Veamos por qué.

Lady Gaga es una distinguida habitante –como Madonna a lo largo de su carrera– de otro universo: el del del último rincón del planeta midcult. Y si este último está especializado en operar con las claves del arte de culto o de la vanguardia para hacerlas asequibles al gran público, el sendero de estas divas del pop se basa en evocar sus claves en el ámbito claramente low del pop. En otras palabras, si Tamara de Lempicka ya era midcult en sí misma por sofisticar hasta la trivialización, como el Art Déco, las claves formales de la vanguardia cubista –aristamiento de las formas, varios puntos de vista en los fondos–, Madonna hacía lo propio deslizando a su adorada Tamara hacia el terreno del video-clip pop y de la moda en Express Yourself y Vogue. O en la última campaña de Steve Meisel para Louis Vuitton.

Woman in Blue with Mandolin. © 1928, Tamara de Lempicka

Madonna en el video-clip Express Yourself. © 1989, David Fincher/Warner Music

© 2009, Steve Meisel

Lady Gaga ha sabido recoger el testigo mezclando en su estética todo un reciclaje de elementos lowcult –manga y anime japoneses, cyberpunk, vampirismo, s/m light, drag queens, glamour de papel cuché, pin-up girls, etc.– con guiños a la alta cultura, estableciéndose ella misma como un gozne midcult que se mueve más hacia el terreno de la copia. Y ahí entra en juego el vestido de marras. Seguro que la mayoría de los espectadores de los MTV Awards quedaron estupefactos o embelesados ante la última extravagancia de su ídolo. Pero unos cuantos respondieron al gesto con una sonrisa cómplice, sabiendo que ella estaba llevando al gran escaparate unas cuantas propuestas artísticas poco conocidas para el gran público –por tanto, highcult– que la señalarán como digna de una creativa originalidad.

La primera de ellas, el Vanitas: Flesh Dress for Albino Anorectic que Jane Sterback lució en 1991 como parte de su exposición. Un profesor de arte de la University of London ya se manifestó como señalaba más arriba, subrayando que ese detalle le parecía «very clever». Seguro que Lady Gaga se habrá sentido la más lista de todo el universo del artisteo, de manera que, haciendo un análisis transversal, comprenderemos que esa «carne alrededor de los huesos» a la que Gaga se refería era –¡oh, sorpresa!– la agonía vinculada a la anorexia. O quizá no. Quizá sea simplemente un detalle lúdico siguiendo los parámetros del diseño de los arquitectos Diller Scofidio + Renfro, con su top y falda elaborados con tiras de bacon y lonchas de salami.

Vanitas: Flesh Dress for Albino Anorectic © 1991, Jane Sterback

Meat dress. © 2006, Diller Scofidio + Renfro

Sea como fuere, nuestra cantante desea agradar a tirios y troyanos, a los fashion-victims, a los heteros y a los gays, a los esclavos de la pista de baile y a los que se subyugan a la actividad intelectual en el sillón de orejas. Pero, qué quieren que les diga, al verla ataviada con ese vestido de bajo medio roto y con esas botas macizas atravesadas de cordones, a lo más que me recuerda esta diva es a una cavernícola que, en lugar de engullirse a un brontosaurio, ha decidido llevárselo puesto.

Un Comentario

  1. mer111

    Ouch! Esa verdad está más cruda que la carne del vestido. Pero bueno, siempre habrá una vacante a ser ocupada para y por la diva pop de turno. Como dicen en inglés: «you gotta take it as it is.» A mí personalmente me encanta Lady Gaga y no tengo razones muy fundamentadas para que así sea. No amo todas sus canciones, pero ella es como un Michael Jackson versión femenina; a «show-woman». Creo que en uno de sus performances tocó un piano que se encontraba elevado sobre unos socos, aludiendo a los elefantes de Dalí (http://i.dailymail.co.uk/i/pix/2009/12/07/article-1233947-07831B0D000005DC-712_634x597.jpg). Es precisamente esa fusión de tantos elementos lo que me parece fenomenal de ella. Que le gusta hacer controversia? Quizás. Pero no creo que se acredite las cosas como originales de ella. Después de todo, la originalidad en sí no existe. Todo está hecho; es cuestión de absorber ideas aquí y allá y presentarlas desde un nuevo punto de vista.

    Creo que esto me servirá como referencia para mi tesina…! 🙂

Deja un comentario